miércoles, 7 de marzo de 2012

Adaptarse o morir: The New York Times




No son buenos tiempos para el legendario periódico estadounidense. A pesar de haber sido durante mucho tiempo uno de los periódicos de referencia a nivel mundial, ha sucumbido al imparable avance de la tecnología. Las nuevas formas de comunicación que se abren paso desde Internet han obligado a la industria mediática a una reconversión profunda, que pasa principalmente por una reformulación completa de su modelo de negocio actual. Tradicionalmente, los medios de prensa escrita han subsistido gracias fundamentalmente a la publicidad: se establecía un precio de venta incluso inferior al coste unitario que era compensado por el jugoso margen publicitario. Sin embargo, echando un vistazo a las cifras del sector, no es difícil concluir que este modelo está agotado. Hagámoslo. En el año 2008, el New York Times presenció una importante reducción del 17% en sus ingresos publicitarios. Tan sólo un año después, en 2009, la reducción de tales ingresos ascendió hasta el 30%.

Paralelamente a este hecho, el precio de las acciones de la compañía se desplomaron más de un 75% en algo menos de dos años, como muestra el gráfico siguiente.




La impresionante caída del valor de la compañía en bolsa desde mayo de 2008 hace saltar todas las alarmas. Ese mismo año, NYT decide crear un instituto de medios cuyo objetivo es informar sobre los cambios que están aconteciendo en la industria mediática. Twitter, Blogs, Facebook, y las redes sociales en general, se han convertido en enormes fuentes de información al alcance de todos. Y lo mejor de todo, gratis. Ante esta situación, el periódico estadounidense tenía la obligación de reinventarse, de adaptarse al entorno, y así lo hizo. Mejoró su edición digital dotándola de mayores y mejores contenidos y, además, abrió varias cuentas en Twitter y Facebook a partir de las cuales canalizaría los titulares de mayor relevancia. Difundió entre sus empleados la necesidad de cambio, de reformular los viejos sistemas de  comunicación obsoletos y de aprovechar las posibilidades que ofrece Internet a la industria. Sin embargo, a pesar de todos estos esfuerzos para adaptarse a los nuevos tiempos, aún quedan algunos interrogantes de difícil respuesta: ¿Es viable este nuevo modelo de negocio?¿Son suficientes los ingresos publicitarios actuales para sostener el New York Times?¿Qué hacer con la edición impresa?.

De momento, las acciones de NYT no han conseguido volver a los niveles anteriores a 2008 y no hay señales que indiquen que pueda llegar a hacerlo en el corto plazo. La industria mediática en general está en el punto de mira y debe ser consciente de ello. Un gran número de empresas pertenecientes a la industria de la comunicación de todo el mundo se ven obligados a echar el cierre por no ser sostenible su modelo de negocio. Si las que aún sobreviven no se adaptan, morirán.

Si el lector está interesado en este tema, le recomendaría que viera, si tiene ocasión, un muy interesante documental titulado Page One que trata en profundidad los problemas de viabilidad del NYT y los retos que tendrá que afrontar en el futuro si quiere seguir siendo una referencia en la industria de medios.




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